La diferencia existente entre vivir en una ciudad grande, o en una pequeña es tremenda. Es básicamente como el día y la noche, es totalmente opuesta. Las ciudades pequeñas aportan esa atmósfera tan hogareña, siempre te sientes como en casa. Es fácil de conocer, se conoce más rápido, tanto las calles y la arquitectura como a sus gentes. La forma de ser de una ciudad a otra también es otro mundo. Las personas que viven en ciudades pequeñas tienden a conocerse más unos a otros, hay más cercanía entre ellas. El ambiente de la pequeña ciudad es más cálido, más tranquilo, sin prisas. Generalmente se consigue una mejor calidad de vida, se come mejor, los alimentos son más naturales pues suelen venir de las huertas del campo de los pueblos de los alrededores. La vida es más liviana, el tiempo corre más despacio, se respira absoluta calma. Pero para los jóvenes suele transformarse en un terreno yermo. Demasiada calma y tranquilidad suele significar aburrimiento para la gente joven. Cuando se es joven se quiere y se necesita estar en constante movimiento, para no encasquillarse con lo de siempre, lo que parece que nunca cambia.
En cambio la ciudad grande aporta esa vitalidad emocional, ese tremendo estímulo que nos mantiene activos. Hay tantas cosas que poder hacer, tantas posibilidades que es imposible aburrirse. Es cierto que se nota un detrimento en la calidad de vida, el ritmo de vida es más acelerado, más febril. Disminuyendo el tiempo dedicado al descanso, a comer tranquilamente, a comprar alimentos con más calidad…etc. Por otra parte hay personas que no pueden vivir sin este tipo de estrés que nos mantiene activos. La ciudad grande ofrece multitud de ocio y posibilidades para todos los gustos, todas las edades y para todos los bolsillos. Nuestra capital ofrece una variedad enorme, podemos visitar una cantidad infame de museos, siempre hay horarios y días en los que podemos entrar gratis. Podemos visionar cantidad de espectáculos y conciertos de todo tipo. Lugares verdes como Madrid Río, parques de todo tipo a lo largo y ancho de la capital. Restaurantes exquisitos a todos los niveles económicos. Se encuentra una variedad de estilos casi inabarcable. Si vas de visita puedes pasear a caballo y ver la ciudad de una manera especial. También están los autobuses turísticos con completa explicación de la ruta. Para los más atrevidos pueden disfrutar de un agradable paseo en globo en madrid, siendo una manera original de ver toda la ciudad desde lo más alto. El vuelo en globo aeroestático fue un invento importantísimo en el siglo XVIII, debido al deseo de desplazarse también por el aire, y hoy en día sigue siendo una opción genial para hacer turismo de una manera diferente. Los cars también son una opción divertida, hacer karting es una tendencia muy de moda estos últimos años. Se ponen a disposición del cliente coches de carreras y una pista segura donde se pueden conducir y hacer carreras entre los participantes. El teleférico también es una buena opción para los que no tengan vértigo y quieran conocer Madrid desde otras perspectivas menos usuales. Es un plan familiar y muy de moda vintage, se trata de un viaje de 2.457 metros a 40 metros de altura. Una buena opción de ocio para que padres y las madres disfruten el fin de semana con sus hijos.
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June 2020
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